el
largo viaje de las particulas de polvo impulsadas por el viento
Una
tarde
de
invierno,
muy
fría,
hace
medio
siglo,
habían
colocado
unos
aerogeneradores.
Los
aerogeneradores
hacía
mucho
tiempo
que
no
los
limpiaban,
y
la
gente
se
quejaba
de
que
iban
por
ahí
caminando
y
cuando
los
molinos
se
movían,
les
venía
todo
el
polvo
encima.
Así
fue
como
la
gente
les
obligó
a
que
fueran
a
limpiarlo.
La
señora
Margarita,
llamó
al
jefe
del
pueblo
para
que
fueran
a
limpiarlos
a
lo
alto
de
la
cima
de
la
montaña.
Algunas
partículas
de
polvo
bastante
listas,
oyeron
la
conversación
entre
Margarita
y
el
jefe.
Pensaron
que
ellas,
las
tres
partículas
de
polvo,
se
tenían
que
ir
de
ahí
como
fuera,
porque
no
querían
que
los
hombres
o
mujeres
que
mandara
a
limpiarlos
las
cogiera
y
se
quedaran
en
un
trapo
pegadas.
Se
llama
Punta
de
lápiz
afilada,
a
una
de
ellas
que
es
muy
presumida,
tenía
más
ideas
que
las
demás
como
si
fuera
un
libro
de
manualidades
que
te
da
muchas
ideas
para
hacer,
ella
tenía
que
pensar
donde
poder
ir
y
como,
porque
no
tenían
ningún
medio
de
transporte
con
el
que
desplazarse.
Ella
era
la
más
fuerte
de
todas
como
si
fuera
la
madre,
pero
no
lo
era.
-Sabéis
donde
nos
podemos
ir
para
que
nadie
nos
estorbe
ni
que
nadie
nos
limpie.-Dijo
la
Punta
de
lápiz
afilada.
-Sí
yo
sé
donde
ir,
dijo
otra
de
ellas,
pero
que
es
a
pasa
de
todos.
-¿Dónde?-Le
preguntó
bastante
entusiasmada
la
Punta
de
lápiz.
-Pues
podemos
montarnos
encima
de
ti,
Chapa
y
yo
y
tú
volando nos
metemos
dentro
de
una
clase
y
nos
ponemos
encima
de
los
libros
de
texto
y
así
no
nos quitan
el
polvo.-Afirmaba
Gorila.
-A
mí
me
parece
buena
idea
pero
yo
creo
que
encima
de
mí
no
podéis
ir
porque
pesáis
un
poco,
pero
puede
ser,
que
nos
cojamos
de
la
mano
y
un
día
que
haga
viento,
podemos
salir
que
nos
impulse
y
el
primer
colegio
que
veamos
allí
que
entramos.
-¡Vale!-Exclamaron
Chapa
y
Gorila.
Todo
eso
ocurrió
en
viernes,
estuvieron
esperando
a
que
hiciera
viento.
Pasó
un
día,
otro
y
al
tercer
día
ya
hizo
suficiente
viento.
A
continuación
salieron
a
vivir
su
primera
aventura
voladora.
Al
cabo
de
dos
o
tres
horas
llegaron
a
u
colegio,
no
era
español,
estaban
todos
los
niños
en
el
patio
y
ellas
se
alegraron
porque
les
podían
ver
lo
que
iban
a
hacer
y
les
podían
oír.
Llegaron
y
en
los primeros
libros
que
vieron
se
acoplaron.
Se
hicieron
una
casita
super
diminuta
donde
no
les
podían
ver
nadie.
Cuando
los
niños
entraron
del
recreo,
vieron
que
los
libros
estaban
un
poco
desmontados.
Entonces
fueron
a
arreglarlos
y
las
partículas
de
polvo
tenían
un
poco
de
miedo
por
si
las
pillaban.
Por
tanto,
tuvieron
que
pensar
otra
idea.
Punta
de
lápiz
afilada
pensó:
-Como
estos
días
hace
mucho
viento
nos
podemos
ir
a
París.
-Me
encantaría
porque
así
podemos
ir
visitando
todos
los
museos...
-Dijo
Chapa.
-Vale
pero
nos
tenemos
que
quedar
en
un
sitio
fijo.-Dijo
Gorila
afirmándolo.
-Vamos
a
buscar
en
Internet
donde
nos
podemos
quedar
y
que
allí
no
nos
eche
nadie.-Contestó
la
Punta
de
lápiz
afilada.
-Ya
he
encontrado
donde
nos
podemos
ir
a
la
Torre
Eiffiel,
a
lo
más
alto,
que
allí
no
sube
nadie.-Dijo
muy
entusiasmada
Gorila.
-¡Vale!-Dijeron
Punta
de
lápiz
afilada
y
Chapa.
Al
día
siguiente
por
la
mañana,
se
marcharon
hacía
París.
Pasaron
la
noche
super
nerviosas,
no
podían
dormir.
Al
día
siguiente,
emprendieron
de
nuevo
el
camino.
Tenían
muchísimo
calor,
cuando
vieron
una
tienda.
Se
compraron
un
sombrero
cada
una
y
un
vestidito,
Chapa
de
color
rosa,
Gorila
de
color
verde
y
Punta
de
lápiz
azul
y
los
sombreros
a
juego.
Aún
les
quedaba
mucho
viaje
por
delante
y
como
iban
impulsadas
por
el
viento
se
subieron
a
un
avión
que
vieron
que
iba
volando.
Y
por
fin
llegaron
a
París.
Ya
allí
en
frente
de
la
Torre
Eiffel,
el
viento,
sin
querer
les
pegó
a
una
bufanda
de
una
señora,
menos
mal
que
la
señora
subía
por
el
ascensor,
cuando
la
señora
llegó
al
último
piso,
ellas
impulsadas
por
el
viento
subieron
a
lo
más
alto.
Cuando
llegaron,
recogieron
los
palitos
que
había
y
los
trozos
de
hoja
y
con
eso
se
hicieron
una
casita
para
quedarse
allí
a
vivir,
que
no
les
iba
a
molestar
nadie.
Pasaron
los
años
y
seguían
allí,
habían
tenido
descendientes,
se
habían,
hecho
la
casa
más
grande
para
poder
vivir
mejor,
se
habían
puesto
cocina,
televisión...
Colorín,
colorado,
este
cuento
no
ha
acabado...
sofia
arjona
aja
6ºA
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