Concurso Literario - Cuento de SOFIA ARJONA AJA 6ºA


el largo viaje de las particulas de polvo impulsadas por el viento

Una tarde de invierno, muy fría, hace medio siglo, habían colocado unos aerogeneradores.
Los aerogeneradores hacía mucho tiempo que no los limpiaban, y la gente se quejaba de que iban por ahí caminando y cuando los molinos se movían, les venía todo el polvo encima. Así fue como la gente les obligó a que fueran a limpiarlo.
La señora Margarita, llamó al jefe del pueblo para que fueran a limpiarlos a lo alto de la cima de la montaña.
Algunas partículas de polvo bastante listas, oyeron la conversación entre Margarita y el jefe. Pensaron que ellas, las tres partículas de polvo, se tenían que ir de ahí como fuera, porque no querían que los hombres o mujeres que mandara a limpiarlos las cogiera y se quedaran en un trapo pegadas.
Se llama Punta de lápiz afilada, a una de ellas que es muy presumida, tenía más ideas que las demás como si fuera un libro de manualidades que te da muchas ideas para hacer, ella tenía que pensar donde poder ir y como, porque no tenían ningún medio de transporte con el que desplazarse. Ella era la más fuerte de todas como si fuera la madre, pero no lo era.

-Sabéis donde nos podemos ir para que nadie nos estorbe ni que nadie nos limpie.-Dijo la Punta de lápiz afilada.

-Sí yo sé donde ir, dijo otra de ellas, pero que es a pasa de todos.

-¿Dónde?-Le preguntó bastante entusiasmada la Punta de lápiz.

-Pues podemos montarnos encima de ti, Chapa y yo y tú volando nos metemos dentro de una clase y nos ponemos encima de los libros de texto y así no nos quitan el polvo.-Afirmaba Gorila.

-A mí me parece buena idea pero yo creo que encima de mí no podéis ir porque pesáis un poco, pero puede ser, que nos cojamos de la mano y un día que haga viento, podemos salir que nos impulse y el primer colegio que veamos allí que entramos.

-¡Vale!-Exclamaron Chapa y Gorila.

Todo eso ocurrió en viernes, estuvieron esperando a que hiciera viento. Pasó un día, otro y al tercer día ya hizo suficiente viento. A continuación salieron a vivir su primera aventura voladora.
Al cabo de dos o tres horas llegaron a u colegio, no era español, estaban todos los niños en el patio y ellas se alegraron porque les podían ver lo que iban a hacer y les podían oír. Llegaron y en los primeros libros que vieron se acoplaron.
Se hicieron una casita super diminuta donde no les podían ver nadie.
Cuando los niños entraron del recreo, vieron que los libros estaban un poco desmontados. Entonces fueron a arreglarlos y las partículas de polvo tenían un poco de miedo por si las pillaban. Por tanto, tuvieron que pensar otra idea.
Punta de lápiz afilada pensó:
-Como estos días hace mucho viento nos podemos ir a París.

-Me encantaría porque así podemos ir visitando todos los museos... -Dijo Chapa.

-Vale pero nos tenemos que quedar en un sitio fijo.-Dijo Gorila afirmándolo.

-Vamos a buscar en Internet donde nos podemos quedar y que allí no nos eche nadie.-Contestó la Punta de lápiz afilada.

-Ya he encontrado donde nos podemos ir a la Torre Eiffiel, a lo más alto, que allí no sube nadie.-Dijo muy entusiasmada Gorila.

-¡Vale!-Dijeron Punta de lápiz afilada y Chapa.

Al día siguiente por la mañana, se marcharon hacía París. Pasaron la noche super nerviosas, no podían dormir. Al día siguiente, emprendieron de nuevo el camino. Tenían muchísimo calor, cuando vieron una tienda. Se compraron un sombrero cada una y un vestidito, Chapa de color rosa, Gorila de color verde y Punta de lápiz azul y los sombreros a juego. Aún les quedaba mucho viaje por delante y como iban impulsadas por el viento se subieron a un avión que vieron que iba volando. Y por fin llegaron a París. Ya allí en frente de la Torre Eiffel, el viento, sin querer les pegó a una bufanda de una señora, menos mal que la señora subía por el ascensor, cuando la señora llegó al último piso, ellas impulsadas por el viento subieron a lo más alto.
Cuando llegaron, recogieron los palitos que había y los trozos de hoja y con eso se hicieron una casita para quedarse allí a vivir, que no les iba a molestar nadie.
Pasaron los años y seguían allí, habían tenido descendientes, se habían, hecho la casa más grande para poder vivir mejor, se habían puesto cocina, televisión...
Colorín, colorado,
este cuento no ha acabado...




                            sofia arjona aja 6ºA

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